17/6/08

Distintas hierbas

Esa planta verde que crece en el suelo y nos agrada cuando estamos en un parque o una piscina, también sirve como sostén de dos buenos espectáculos. Espectáculos deportivos, no vayan a derrapar los pensamientos por noches largas con mañanas de dulce sabor.

Un espectáculo deportivo que tiene hierba como alfombra es el fútbol. No hay que recordar lo impresionante que es ver al delantero con más calidad de España solucionar partidos como el que se jugó contra Suecia. El hat trick de David Villa el día del partido contra Rusia fue la antesala de lo que este jugador de 26 años es capaz de conseguir después de haber pasado en el Valencia C.F una temporada angustiosa.

El jugador está construyéndose un prestigio a nivel internacional que le hará ser valorado de forma diferente por los clubes de fútbol con más ganas de gastar dinero, como es el conocido Chelsea de Roman Abramovich. Pero a pesar de que los teléfonos de su representante José Luis Tamargo hiervan por la deslumbrante actuación del crack, se está volviendo a cometer uno de los errores en la prensa deportiva a los que ya nos tiene acostumbrados.

Porque si existe un deportista este Lunes que merezca ocupar toda una portada por haber triunfado sobre la citada planta, ese es Rafael Nadal. El tenista está batiendo tantos récords que será leyenda y aún le veremos conquistando trofeos a golpe de raqueta. Con físico de excepcional atleta, se está convirtiendo en el más imbatible de la historia del deporte español, con permiso de sir Pau en Los Ángeles.

Lo último que ha conseguido le convierte en el español con más prestigio en la historia del tenis, el último español que ganó sobre hierba fue Andrés Gimeno en 1972 en Eastbourne. Además es el primer tenista en ganar Roland Garros y el trofeo de Queen’s de forma consecutiva.


Pero esto no es suficiente para periódicos como As o Marca. En su portada, el diario As dedicaba a Villa un brindis por la actuación en la Eurocopa que ni siquiera ha terminado su primera fase; colocan una foto de Nadal en la parte superior izquierda. En Marca, el protagonista es Fernando Torres, quien ha marcado un tanto en el partido contra Suecia; Nadal no aparece ni en fotografía, sólo en titular en la parte superior sobre la cabecera del periódico.



Esto es lo que la prensa deportiva con más difusión de este país valora la actuación sobre la hierba de Nadal. Raquetas y balones valoradas sobre diferentes hierbas. Veremos si Wimblendon será destacable cuando llegue el momento.

8/6/08

Caer

Muchas son las noticias que se producen sobre la recesión económica, sobre el aumento del precio del barril de Brent. En pocos meses, la economía está ocupando niveles de preocupación entre los ciudadanos que hacía tiempo habían sido descendidos. Por eso, sobre el ascenso de este problema, mi relato sobre

Caer

Consumirse poco a poco, notar que se desaparece, la sensación de un objeto al caer desde lo más alto, pisos de recuerdos, de experiencias, de ideas y proyectos, se quedan arriba. Desfilan a potente velocidad, todos juntos pierden importancia, se vuelven vulgares. Mientras se siente la caída hacia abajo, lo que pertenecía se queda arriba.

Sensación de pérdida de control, inmerso en una caída libre y sin posibilidad de agarrarse a nadie ni a nada. Una caída intensa como la intensidad del acorde más desgarrador de Radiohead, como cuerdas vocales rompiéndose en la sombra de Iván Ferreiro.

Las fuerzas se pierden en la acústica del inmenso vacío, las manos y las piernas tiemblan y se vuelven sudorosas. Arriba queda lo que antes se controlaba, lo que se manejaba con facilidad, porque se tenía bajo control. Antes se ponía en un sitio o se cambiaba por otro, se acariciaba con la mirada y relucía en sonrisas. Ahora es incontrolado por completo y pertenecerá a otro ser. Ahora no se tiene la capacidad ni la fuerza para hacerlo propio y para tenerlo junto a sí mismo. La tempestad es fuerte y el viento hace que la caída sea más rápida y menos vertical. Inestable. Es imposible reaccionar a la apabullante cantidad de emociones y recuerdos que empujan hacia abajo. La banda sonora de la escena es cada vez más intensa, más desgarradora. Se vuelve sublime.

Se llega a la conclusión: no hay final, la caída es infinita, tanto que se desintegrará en ella. Tan infinita que la desesperanza golpeará con fuerza a la remota posibilidad de querer existir, de convertir en parte de la tierra ideas para reventar lo típico para hacer posible lo atípico, haciendo estallar ilusiones, ya no se irá contra lo que está establecido y bien cimentado, agarrado con una fuerza y entereza. Se piensa que no se puede arrancar porque la raíz es poderosa.

Sin embargo, el deseo es más fuerte que el miedo. Y se quiere detener la caída. Se quiere subir.