8/6/08

Caer

Muchas son las noticias que se producen sobre la recesión económica, sobre el aumento del precio del barril de Brent. En pocos meses, la economía está ocupando niveles de preocupación entre los ciudadanos que hacía tiempo habían sido descendidos. Por eso, sobre el ascenso de este problema, mi relato sobre

Caer

Consumirse poco a poco, notar que se desaparece, la sensación de un objeto al caer desde lo más alto, pisos de recuerdos, de experiencias, de ideas y proyectos, se quedan arriba. Desfilan a potente velocidad, todos juntos pierden importancia, se vuelven vulgares. Mientras se siente la caída hacia abajo, lo que pertenecía se queda arriba.

Sensación de pérdida de control, inmerso en una caída libre y sin posibilidad de agarrarse a nadie ni a nada. Una caída intensa como la intensidad del acorde más desgarrador de Radiohead, como cuerdas vocales rompiéndose en la sombra de Iván Ferreiro.

Las fuerzas se pierden en la acústica del inmenso vacío, las manos y las piernas tiemblan y se vuelven sudorosas. Arriba queda lo que antes se controlaba, lo que se manejaba con facilidad, porque se tenía bajo control. Antes se ponía en un sitio o se cambiaba por otro, se acariciaba con la mirada y relucía en sonrisas. Ahora es incontrolado por completo y pertenecerá a otro ser. Ahora no se tiene la capacidad ni la fuerza para hacerlo propio y para tenerlo junto a sí mismo. La tempestad es fuerte y el viento hace que la caída sea más rápida y menos vertical. Inestable. Es imposible reaccionar a la apabullante cantidad de emociones y recuerdos que empujan hacia abajo. La banda sonora de la escena es cada vez más intensa, más desgarradora. Se vuelve sublime.

Se llega a la conclusión: no hay final, la caída es infinita, tanto que se desintegrará en ella. Tan infinita que la desesperanza golpeará con fuerza a la remota posibilidad de querer existir, de convertir en parte de la tierra ideas para reventar lo típico para hacer posible lo atípico, haciendo estallar ilusiones, ya no se irá contra lo que está establecido y bien cimentado, agarrado con una fuerza y entereza. Se piensa que no se puede arrancar porque la raíz es poderosa.

Sin embargo, el deseo es más fuerte que el miedo. Y se quiere detener la caída. Se quiere subir.



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