4/1/08

Una campaña: "El top de las descargas"

El Ministerio de Cultura ha puesto en marcha una página que pretende concienciar al internauta sobre las consecuencias de la piratería en internet. Lo han llamado "El top de las descargas". Cuando descargas un archivo de internet, no estás perjudicando a nadie, de hecho, cuando pasas de una página a otra estás descargando información que se traduce en lo que nos llega a la pantalla, bien en texto, imágenes, fotos...

Por este motivo, querer concienciar a las personas que descargan en internet algo de que están haciendo algo mal y tienen que sentirse culpables no parece una buena idea. Por otro lado, la forma de la página tiene un fondo interesante. Presenta a cantantes de grupos inexistentes simulando a otros que si existen, simulando películas que también guardan relación con un género. En mi opinión, es ejemplo de querer proteger grupos, películas y en definitiva obras que mueven muchísimo dinero no por su calidad cultural (y si no que opinen músicos, críticos de películas y ciudadanos en general), sino por otras cosas como imagen y márketing.


Si quisieran proteger de verdad la cultura, evitarían que las empresas grandes absorvieran a las más humildes, se subvencionaría a los verdaderos creadores. Lo que existe ahora es un mundo ideal en el que gente que no sabe hacer nada de verdad interesante se lucra debido a un negocio muy bien montado.

Además, pagaremos el cánon digital...

La noticia en soitu.es

1 comentario:

Alberto dijo...

Pues por fin encontré tu blog. Fue una letra díscola, de las que se aburren de ser no más que eso, una letra, y sueñan con garbear más allá del abécédé de aulas , liceos pueriles o mi misma vista. La muy cnodenada se me esquivó, la muy S - que así dice llamarse la condenada, S de sútil o sigilosa. Sin duda, ahora evadida y libre, disfrutará de un martini en tierras exóticas del Caribe o la Indochina.

Que habría de esclavizarlas, tal como se hizo con las palabras, atarlas a nuestro gusto estético o histórico con cuerdas de plata fina, moldearlas à notre gré y hacerlas humanas. Las letras son orgullosas, dicen de ser absolutas y de no significar más que a sí mismas. Tanta pureza me hace pensar en el racismo: una S es tan sólo una S, ni un coche ni Bruselas. Por suerte, las hay mestizas y fieles al hombre, la jota, la te.

Bueno, no sigo más. En vez de soltar paridas me voy a leerlas. Cu!