31/1/08

Lágrimas de fuego

Hoy no voy a hablar de las elecciones ni tampoco del que se está conviertiendo en tema de la semana por su interés mediático. Si tienes tiempo, sientate tranquilamente y te cuento algo que está pasando a muchos filómetros de distancia pero que hasta el eco de lamentos, penas y todo lo que define a la horrible palabra guerra llega hasta aquí. No lo oímos, pero lo sentimos. Es la continuación del desastre de Kenia.

Era la gran democracia del Este de Africa. Un país con prespectivas de prosperidad donde el turismo occidental dejaba huella y los parajes de maravillas dejaban huellas en el turista occidental, la fauna más salvaje. Ahora todo está rompiendose poco a poco, como se rompe una torre hecha con una baraja de cartas, ya tambaleaban antes porque siempre que se producen elecciones en este tipo de países, la estabilidad tambalea. Ahora ya son más de 800 muertos en este país donde antes de diciembre era un hervidero de tensiones sobre el modo de legitimidad en que iban a celebrarse unas elecciones.

Arcos con flechas envenenadas, palos, machetes, y miles de armas que distan de lo tecnológico pero que causan terror tras haber sesgado vidas. Conflictos entre etnias argumentan como causa. ¿Está cerca de producirse una nueva Ruanda? ¿Se superará al conflicto de los Grandes Lagos? No tiene repercusión hasta que la alarma salta, hasta que la humanidad se fija en donde no hay signo de lo humano. Entonces si que llegan a los telediarios de televisión o a las páginas importantes de los periódicos. Somos así. Äfrica llora.

El siguiente audio que adjunto es un testimonio de un atleta keniano, emitido en El Larguero de la Cadena Ser, entrevista realizada por David Alonso. (aproximadamente a mitad de la reproducción comienza)

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