11/4/08

Reacción en cadena

Los Juegos Olímpicos tienen algo que les hace especiales en comparación con cualquier acontecimiento deportivo: la historia. Si bien los primeros Juegos de la era moderna tuvieron poca acogida por el momento político de Grecia, que estaba pasando dificultades económicas y porque el intento de resurgir de las cenizas tuvo como ideólogo a un francés, Pierre Coubertin, Francia no era bien juzgada por países como Alemania o Inglaterra en esa época.

Aquellos Juegos fueron un fracaso y hasta 1984, en Los Ángeles, no se pudo demostrar que la organización de tal evento pudiera ser rentable para algún país. Fue precisamente en aquella época cuando se empezaron a vivir también los primeros boicots. Una fuente etimológica señala que la palabra boicot viene del nombre de Charles Cunnigan Boycott, nombre del primer administrador irlandés a quien se aplicó el boicoteo, en 1880. Se entiende como boicoteo a la acción de impedir o entorpecer la realización de un acto o de un proceso como medio de presión para conseguir algo (R.A.E). Los actos humanos, surgen por imitación según teorías conductistas sociológicas y psicológicas, el boicot se produce como imitación también.

En China, se están preparando los Juegos Olímpicos que son los que más beneficios van a producir, además de mostrar la potencia china en el escaparate de lo mundial, a través de la primera organización de un espectáculo global. Hacia China, y a lo largo de todo el mundo, se produce el fenómeno del boicot de los Juegos, igual que los países soviéticos ejercieron en Los Ángeles después de que los países en apoyo a Estados Unidos lo hicieran en Moscú. Lo de Moscú fue por la represión e invasión de Afganistán por parte soviética. Jimmy Carter era por entonces presidente de EEUU y la amenaza se produjo con la intención de que retiraran las tropas los soviéticos, episodio más de la tensión en la Guerra Fría.

Ahora la represión es contra los pacíficos monjes del Tíbet. La diferencia más notable es que la fama que tiene el Dalai Lama entre los países más desarrollados no es la de un conspirador que pretenda acechar los intereses de la nueva potencia mundial. Lo más destacado ha sido el momento en el que este domingo un simpatizante protibetano ha intentado apagar la antorcha que era portada por las calles de Londres hasta la residencia del Primer Ministro, Gordon Brown. La policía londinense ha saltado a por él como si fuera un sospechoso terrorista (hay que recordar la muerte de un ciudadano brasileño a manos de los servicios secretos británicos, para hacerse idea de cómo se las gastan las fuerzas del orden allí), y los medios chinos han alabado la reacción como una condena al boicot.

En Francia el asunto ha ido más lejos y la antorcha que se encendió por iniciativa francesa la primera vez de la época moderna, ahora es apagada también por el país cuyos emblemas son la Libertad, Igualdad y Fraternidad. Empezó con el encendido de la antorcha portadora en Olimpia y continúa por las calles de Londres o París. Pero no sólo se queda en la acción. Otra forma de aprendizaje del hombre es por medio de la simbolización, y no hay mayor símbolo en los Juegos que los Aros Olímpicos. Las disconformidades a los Juegos son la modificación del vetusto emblema. Y lo último lo ha protagonizado la organización Reporteros sin Fronteras, un emblema con los colores de los aros en cinco círculos y con una inscripción en letra china con la palabra “libertad”. Algo que por la censura, no se leerá en China.

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